La estampa no puede ser más añeja y más jerezana. Rescatamos a través de la imagen el viejo oficio de los arrumbadores de las bodegas de Jerez.

La fotografía plasma a la perfección la carga de una hilera de botas –que es como en Jerez se le llaman a los toneles de vinos- para algún pedido. Muy posiblemente en el extranjero. La carga, casi con toda seguridad, se efectúa en una vagoneta de tren, pues fue Jerez de las primeras ciudades de España en contar con el transporte férreo a través de una singladura de vías que cruzaban la ciudad de parte a parte y que iban hasta las terminales que las distintas bodegas tenían preparadas para sacar sus pedidos. La línea llegaba hasta el embarcadero de El Portal donde era cargado en barcos para salir a la mar en busca de países que demandaban los afamados vinos jerezanos. Un sistema de transporte que fue todo un hito en la ciudad.

Se trata de la antigua bodega de Pedro Domecq. Tiene sabor hasta las personas que están presenciando la faena de embarque, con sus gorrillas camperas y sus guayaberas. Como todo en la vida, se van perdiendo las viejas faenas de los oficios de toda la vida. Jerez, sin duda, fue uno de los referentes de esos viejos oficios. Diseñadores de etiquetas, dibujantes, oficiales del vidrio, fábrica de tapones, arrumbadores, catadores, toneleros… y un largo etcétera.

La instantánea la publicó en su día en Facebook el jerezano Manuel Pérez Varela, que tiene un buen puñado de fotos interesantísimas. Algunas iremos publicando.

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